Cuadernos de otros cursos

10.17.2009

Crítica. Frontier Life

Hans Fjellestad busca ir más allá que situar a Tijuana como un punto de encuentro cultural por situarse en la frontera a Estados Unidos. Es la construcción de una identidad, de algo propio para identificarse, sentir que pertenecen a algo y le es enteramente suyo desde un punto de vista interno, es decir, sin colocarse como un espectador mexicano o estadounidense. Da a conocer una cultura que pocos conocen o interpretan erróneamente: un conocimiento complejo para extraños, pero normal para los habitantes de Tijuana.


En el documental se tocan tres aspectos referentes a la ciudad: las carreras de autos clandestinos, la creación de un nuevo género musical y el tratamiento de aguas negras. En el primer punto señalan que los individuos, ante la necesidad de poseer algo que los haga sentir vivos y plenos, recurren a esta actividad. Gracias a ello, la adrenalina invade sus mentes y se sienten capaces de realizar destrezas que no cometerían en cierto contexto. Sin embargo, como los ingresos económicos imposibilitan la adquisición de un buen automóvil y participar en circuitos legales, recurren a la fabricación de un coche y entrar a carreras que van en contra de la ley. Este aspecto me parece rescatable en un comentario dicho por uno de los entrevistados: ellos construyen los autos gracias a lo que otros consideran basura. ¿Cómo podemos ubicar estas palabras a nivel ciudad? Que Tijuana construye su propia identidad en base a las ideas de los demás, por la influencia de ideologías ajenas entre ellas y con eso forja otra diferente, original y distinta, con la cual se identifican 100%, a pesar de ser criticado por tener un origen crisolado, diferente a otras regiones como el centro del país.

En segundo lugar habla del nuevo género musical: Nortec, mezcla de ritmos techno -Estados Unidos- y norteños -México, aunque éste provenga de Alemania-, con la cual los tijuanenses se identifican y lo aceptan como propio. Tal vez aquí resurge una problemática por que tiene origen en dos tipos distintos de música; no obstante, la defensa sería que “ellos la crearon, no es plagio”. Es un elemento bicultural que une a distintas filosofías por su necesidad de pertenencia, de gozar sus posesiones.

Y por último, se habla acerca del tratamiento de aguas residuales. En este punto explican los métodos utilizados para limpiar ese líquido vital para los individuos, el proceso tanto del pasado como del presente y las dificultades que se enfrentan para llevarlo a cabo por la falta de sistemas adecuados y la manutención de la maquinaria. Sin embargo, la presentación del tema es una metáfora de la situación fronteriza México-Estados Unidos (Tijuana, como eje central), donde las aguas representan el flujo urbano de estas entidades y el resultado “deplorable” que debe purificarse no es más que la convivencia cotidiana.

Un punto a destacar en este documental es la utilización de ciertas herramientas para realzar el contexto donde se desarrolla y ofrecer al espectador elementos que le permitan formular conclusiones. Uno de ellos es la música, pieza importante para el medio audiovisual, pues al fusionarse con respectivas imágenes crea una atmósfera entrañable, hace que la audiencia apruebe o consolide sus percepciones. Por ejemplo, si al mostrar una escena de carreras automovilísticas colocan de fondo un ritmo rapero o electrónico, fortalecen la corriente de relacionar las carreras con la emoción, el peligro y un fuerte impulso de desafío a quienes aborrecen esas prácticas.

Asimismo, la carencia de personal femenino en toda la proyección puede dar a entender de la superioridad masculina, el poder e importancia del “sexo fuerte” en estos aspectos (principalmente en los autos y música), donde la mujer queda relegada por no poseer las cualidades necesarias para ser aceptada. Sólo una fémina habló, mencionando que las mujeres pueden estar dentro; no obstante, habría causado más impacto si hubieran sido más contra un ámbito catalogado como varonil.

Cabe mencionar que, el director del documental es un extranjero. Aunque intenta abordar aspectos cotidianos de Tijuana desde “dentro”, mediante entrevistas de habitantes de la ciudad, mostrando que cualquier tipo de persona vive en ella (clase alta, media y baja; los cuales logran distinguirse por su lenguaje y vestimenta), no habría sido lo mismo si un fronterizo que debe sumergirse en ese universo con regularidad dirigiera la filmación. Las tomas, entrevistados, problemáticas y a quienes va dirigido serían distintos. Hans lo muestra a sujetos que desean conocer qué es Tijuana; un tijuanense lo haría para enseñarles a los mismos habitantes de la ciudad las diferentes caras que complementan esta sociedad y así comprendieran mejor su entorno, sus representaciones sociales.

10.16.2009

Retratos Cinematográficos de la Frontera. El cine Fronterizo, el Poder de la Imagen y la Redimensión del Espectáculo Cinematográfico

Para la mayoría de los que habitan el sur del país, la frontera norte de México es un mito. Resulta serlo no solo por la distancia que existe entre los estados, sino por la diversidad de mensajes que transmiten los medios de comunicación, pero siempre resaltando la maldad y desgracias de la frontera. Un medio que ha sido importante para la representación de este imaginario es el cine. En cuanto a este medio de comunicación, Norma iglesias hace un análisis del cine fronterizo y del espectáculo que otorga.

Algo de lo que siempre me he quejado es de la imagen que tienen los sureños de la frontera norte. Para empezar creen que la frontera norte sólo es Ciudad Juárez y Tijuana, y que dichas ciudades son lugares de perdición. Con el estudio de Norma Iglesias he podido darme cuenta de que en mayor medida, el responsable de este hecho es el Cine Fronterizo, "El cine fronterizo ha sido un importante generador y consolidador de estereotipos sobre la frontera y lo fronterizo". Éste representa a las ciudades fronterizas como pueblos creados para recibir a los forasteros que huyen de la justicia o para darles la bienvenida a aquellas personas que quieren disfrutar del libertinaje. Es una frase trillada, pero la frontera resulta ser: tierra de nadie.

Norma Iglesias (2003), menciona que "La frontera fue descubierta cinematográficamente…en plena crisis del cine nacional". En primer lugar porque representaba entradas de efectivo en dólares y en segundo, porque los temas abordados eran y siguen siendo de importancia para miles de migrantes. El tema más importante del cine fronterizo es la migración de mexicanos hacia Estados Unidos, con el objetivo de trabajar y obtener mayores ingresos monetarios. En el recorrido de los personajes, la frontera resulta ser un infierno porque es lugar de desgracias. O bien, sitio de perdición moral; la cual es encarnada por las mujeres que son bailarinas, prostitutas y ladronas.

La representación de la mujer es una de las cosas que más me incomodan y creo que es precisamente porque soy mujer. El que se represente al personaje femenino del norte como un ser humano con poca moral es algo que ha traído importantes consecuencias negativas sobre lo que piensan los sureños del norte. Por ejemplo, mi prima vivía en San Julián, Jalisco, un pueblo muy conservador, aunque yo lo llamaría "puritano". Cuando ella decidió venir a vivir a Tijuana, recibió miles de sermones acerca de la persona en que se convertiría si venía a la ciudad. Prácticamente le profetizaron su transformación a prostituta y que su vida terminaría en desastre. Para mí fue un pensamiento exagerado pero, para los que viven allá es la realidad, su imaginario lo concibe así porque las películas y la televisión resultan ser único lazo que existe entre los estados del sur y los estados del norte, y son estos quienes representan de tal forma la sociedad del norte.

Aunque el cine fronterizo es exagerado en cuanto a la situación social real, para los espectadores, que principalmente son migrantes, es una forma de ver representados ciertos símbolos de los que sienten parte. Es una manera de evadir la realidad en representaciones como El bracero del año, donde la problemática migratoria es simplificada. Películas en las cuales los temas de mafia y prostitución iban tomando cada vez más importancia, y los hombres se convertían en "rudos y corruptos", las mujeres o eran esposas abnegadas o la malvada vedette sin moral. Incluso el cine fronterizo replanteó las bases de la moralidad al presentar a "contrabandistas buenos y malos según los escrúpulos que unos y otros tuvieran en traficar con narcóticos".

El estudio de Norma Iglesias (2003), es vasto y completo, porque además de lo ya mencionado, también nos habla de la búsqueda de identidad del mexicano que vive en los Estados Unidos, y como este hecho se ve representado en la pantalla grande. O se trata del mexicano que odia todo lo relacionado con los gringos, ya que éstos son causantes de sus frustraciones y complejos. O bien se exhibe al mexicano transculturizado que reniega de su identidad. Creo que las cintas relacionadas con este tema, eran las que se acercaban mas a la realidad socia del mexicano, ya que hemos pasado cientos de años buscando una identidad propia y a veces elegimos la las alejada a la verdadera, pero hablar de este tema también es complejo, y bien seria merecedor de un ensayo completo.

Regresando al asunto del cine fronterizo, el tema de identidad me parece el menos excesivo en cuanto a la muestra de la vida cotidiana en la frontera. Ya no se trata de un pueblo de vaqueros, lleno de polvo y sin una autoridad honesta, donde al igual que el western de Hollywood, los buenos eran blancos y los malos eran morenos. Tampoco se expone al exótico hombre y mujer, mejor conocidos como latín lover, con una vida sexual muy activa y liberal. Películas en las que destaca una comedia barata y un albur exagerado.

Pero el tema más recurrente del cine fronterizo a través de los años y al parecer el texto de Norma Iglesias (2003) concuerda conmigo, es el narcotráfico. Es cierto que el narcotráfico ha sido un problema para la frontera desde hace muchos años, pero la imagen que se le da a las ciudades fronterizas no está equilibrada con la realidad. No solo son calles de guerra y tiroteos cada 10 minutos, no todos los habitantes de estas ciudades están involucrados con el narcotráfico y tampoco son ciudades que sólo tienen como diversiones burdeles o cabarets. Hace falta decir que las ciudades fronterizas están llenas de cultura y no sólo de drogas. Se debe hablar de ciudades que si bien tienen conflictos con la diversidad de cultura, también ha sabido como exportarla dejando un estilo de vida único en el país.

En fin, creo que la frontera representa mucho más de lo que hasta ahora nos ha traído el cine fronterizo, creo que hay mas jugo que sacarle a las ciudades fronterizas, y no solo historias tristes y de desgracias, sino historias con un enfoque más real a lo que se vive en la frontera, su cultura y modos de vida.






Bibliografía.

Norma, I. (2003). Retratos cinematográficos de la frontera. El cine fronterizo, el poder de la imagen y la redimensión del espectáculo cinematográfico. México-Estados Unidos: Fondo de Cultura Económica

1ra Muestra de Cine Fronterizo


Para los interesados!

10.14.2009

Frontier Life

Tijuana es un gran collage de vida, de folklor, actividades, música, maneras de vivir. Pero que se anteponen en su mayoría en el mismo espacio. La audiencia a la que va dirigida es totalmente norteamericana, para empezar porque en su mayoría es en inglés: aunque, se supone que por tener un lugar cercano al gran país, el manejo de una segunda lengua debería ser normal. Muestran imágenes representativas de la ciudad, al menos para los que vivimos aquí sí. Un adentramiento a ciertos tipos de vida. Cabe destacar, que este fue un documental más difundido para la sociedad. Si recordamos la historia de Tijuana, ésta surge por las visitas de los norteamericanos, por los famosos casinos, prostíbulos, la venta de alcohol ante la ley seca de allá.
En un principio muestran lo que representó y ya no, las guallinas, esos taxis denigrados y cambiados por minivans, entre otros. Para otros, Tijuana se representa para un tipo de agua (de limón con jarabe). Nos refleja que es joven y muy precoz, crece demográficamente rápido al igual que económica. La mayoría de sus habitantes son originarios de otros estados de la república u otra nación, que sea como hayan llegado, aquí están, son parte del modo de vida de Tijuana. Hoy es normal que padres sean tijuanenses, pero los abuelos generalmente no.
La música, principal tema, es tan variada, pero Tijuana está llena de todas. Desde la tambora hasta el hip hop. Para el 2002, los norteños y los corridos son parte de la identidad tijuanense con el narcotráfico, de ahí que a Tijuana se le relacione con la Marihuana, cocaína y heroína, así como problemas contra el gobierno o amoríos, aunque en la actualidad son escuchados más por moda que por identidad. Las bandas que traen como recuerdos aquellos XV años novedosos donde por sorpresa había una banda. Estos tijuanenses fueron o fuimos tocados por la influencia sinaloense.
A la vez, la juventud cercana a la tecnología sintió el Boom de las Disco Clubs, donde la música electrónica seria aceptada por algunos de sus habitantes. El Baby Rock, Tangaloo, Balak, Crash, entre otros lugares, empezaron a desplazar la fuerza de la Revolución, donde está pasaría a ser atractivo para los turistas, mientras que los tijuanenses preferían estos nuevos lugares, hablamos de 1997 hasta el 2002. Fuera del documental, pertenecientes a esta generación que convivió en estos lugares, reclaman de nuevo esos espacios. Provocando que varios bares o discos tengan el tema noventero-dos mil, reviviendo aquellos años que en pocos años será “aquella época”.
El entretenimiento tijuanense, se encontraba también, en lo clandestino, aparte de casinos y table dance, los arrancones. Actividades ilícitas aceptadas por la juventud, que se volvió en una rutina por el hipódromo, Benítez, y otras zonas. Junto a éstos, encontramos estilos de vida que hoy nos parecen interesantes sobre todo por las películas de rápido y furioso, pero que antes eran hasta exagerados y de nacos. Compraban un auto de 300 dlls y que con el tiempo arreglaban para poder ingresar a este estilo de vida que algunos llaman: sin embargo, ante mi lejanía de este tema, no sé si sólo se trató de una moda, o una actividad que se esconde con mayor seguridad.
El lado recreativo, atractivo para la juventud y turistas, es el causante del auge de Tijuana, es decir, su crecimiento. Ya no es el casino clandestino, o la zona de prostíbulos, no tanto, es una ciudad para divertirse y gozar. De la mano va el consumo de la cerveza, que ha nacos, mangueras, punks, norteños, cholos, y la mayoría gustan llevar.
Este documental fue interesante, a pesar de que el idioma fue una dificultad que se debió considerar porque se supone va dirigido a mínimo dos tipos de lenguas, tan siquiera subtítulos, pero estos son aspectos fuera del documental. Fue bueno, porque Tijuana no se trata solamente de corridos, ni de música electrónica, la prueba está en que varios de esos lugares que fueron auge, hoy ya no están. La sociedad, en especial los jóvenes, van exigiendo nuevas formas de entretenimiento, incluso que se revivan algunos. Entonces, las nuevas generaciones buscan un nuevo collage con lo que fue y lo que vaya surgiendo.

¿Frontera Norte o zona roja?

Hace varios años surgió el término de “leyenda negra” para referirse al pueblo español como inferior a otros pueblos ya civilizados, haciéndolo parecer como un pueblo cruel, oscurantista, intolerante, perezoso y todo lo malo que se le pueda etiquetar.

En este caso, lo que me interesa es la relación de este término con la ciudad de Tijuana; aspecto negativo que poco a poco ha ido opacando la otra cara de nuestra Tijuana, esa cara llena de belleza cultural y distinción que hasta hoy, no es muy tomada en cuenta.

Pero, ¿por qué dejarnos llevar sólo por las malas notas que salen a diario en los periódicos?, ¿existirá algún culpable?, ¿es cierto que Tijuana se encuentra en la perdición?, ¿podremos rescatar la belleza con la que contamos los tijuanenses?, ¿será una zona roja?

Tijuana es la ciudad más grande, y por lo tanto, la más poblada del Estado de Baja California. Se dice que su nombre se deriva de un rancho de una tal “Tía Juana”, que era poblado aproximadamente por 300 habitantes indígenas, pero en realidad no existe ningún documento con el cual comprobar dicha suposición.

Tijuana es conocida como la esquina o la puerta de México, su famoso lema es “Aquí empieza la patria”[1]. En los primeros años de su formación, era un pequeño pueblo con tan solo cuatrocientos cincuenta habitantes (aproximadamente) que se dedicaban, en su gran mayoría, a la agricultura y la ganadería, y muy pocos al comercio, sólo había dos hoteles y unas cuantas tienditas de curiosidades sobre la avenida Olvera, hoy la famosa avenida Revolución, mejor conocida como “la Revu”.

La ciudad se encontraba en una completa incomunicación, su estructura no era nada planificada, podría decirse que su existencia dependía de Estados Unidos. Todo lo necesario para lograr su supervivencia provenía del “otro lado”.

Años más adelante y debido a la ayuda económica de Estados Unidos hacia Tijuana, ese pueblito tranquilo se fue estructurando, las tienditas de curiosidades eran cada vez más, había pequeños restaurantes y algunos de los negocios eran muy frecuentados por turistas extranjeros, principalmente de San Diego. El turismo se convirtió en la principal y más importante actividad económica en Tijuana, y pasó de una ranchería a ser un centro turístico construido, más que nada, por ciudadanos norteamericanos que realizaron inversiones financieras, fundando principalmente cantinas y casinos, mismo hecho que los norteamericanos han decidido olvidar para catalogar a Tijuana como una ciudad inmoral.

Gracias a las cantinas y casinos que se encontraban en la avenida Revolución, la ciudad se convirtió no sólo en un lugar de ambición o en “la ciudad del pecado”, como ya también era conocida; surgieron otros problemas como la delincuencia, la prostitución y el narcotráfico, tal como lo mencionó John A. Price en su libro Ethnographic Notes on a Mexican Border City: “Todo puede pasar en Tía Juana. Hay docenas de garitos, grandes cantinas, salones de baile, cervecerías, casas de camas, peleas de gallos, peleas de perros, corridas de toros…El pueblo es la Meca de las prostitutas, de los vendedores de licores, de los tahúres y otras sabandijas norteamericanas”.

Fue a partir de los años 20 cuando Tijuana comenzó a ser etiquetada como “la ciudad del pecado”, como el lugar que protegía al mal, el lugar donde sobraba diversión y alcohol, aquella ciudad llena de delincuencia. Pero eran estereotipos que cada vez se iban agravando más y más; los extranjeros ya visitaban la ciudad más que nada para divertirse en los casinos, ponerse “hasta el gorro” en las cantinas y pasar un buen rato con las prostitutas.

Las ideas que se tenían sobre Tijuana eran más construcciones sociales que realidades, pero fue así como la ciudad se fue adaptando al símbolo de leyenda negra[2], imagen a la que muchos extranjeros y mexicanos recurren para identificarla.

La violencia social, la migración indocumentada y el narcotráfico llegaron a reforzar la mala reputación de Tijuana desde años atrás. En la actualidad seguimos en las mismas circunstancias, la delincuencia crece día con día; “Balacera en la casa de la cúpula”, “Otro más ejecutado”, “Aparece encobijado en el Murúa”, “Balacera afuera de la NARCOPLAZA”, “Matan a otro policía”, son sólo algunos de los encabezados que aparecen a diario en los periódicos principales de la región, dejando de lado la “otra cara de Tijuana”.

Desgraciadamente es cierto que en Tijuana existen todos estos grandes problemas que lo único que hacen es manchar cada vez más la ciudad, pero Tijuana no sólo es el lugar que protege el mal, a los que provocan el desorden y el caos, como lo dijo Margarita de Orellana[3]. No hay quien no se sorprenda de que en la ciudad fronteriza pasa de todo, pero ¿por qué no sorprenderse de la belleza cultural con la que cuenta, de los símbolos que la distinguen como una ciudad fronteriza?

La ciudad también cuenta con una Casa de la Cultura ubicada en la colonia Altamira. Antes era la escuela Álvaro Obregón y después de la Segunda Guerra Mundial pasó a ser el centro de Transmisiones del Ejército Mexicano, y fue en 1977 cuando empezó a funcionar como Casa de la Cultura en Tijuana. Es uno de los edificios más bellos y antiguos de la ciudad que cuenta con un teatro, una galería de arte, una sala de historia y muchas cosas más en las que decenas de jóvenes se pueden desarrollar artística y culturalmente.

También se encuentra la Casa de la Cultura de Playas, mejor conocida como “el Cortijo San José”, mismo que fue inaugurado para fiestas charras, pero en 1998 fue convertido en un espacio dedicado a la cultura. Al igual que la Casa de la Cultura de la colonia Altamira fue un centro escolar de Tauromaquia y en la actualidad es un espacio dedicado a actividades culturales como conciertos, festivales y exposiciones artísticas de la región.

Además de las dos Casas de la Cultura anteriores, en Tijuana también contamos con el Palacio de la Cultura que se encuentra en la zona centro de la ciudad, y de igual manera está disponible para todo tipo de manifestaciones culturales y artísticas: verbenas populares, conferencias, salas de lectura, cine club, entre muchas actividades más. Para funcionar como el actual Palacio de la Cultura pasó por una serie de acontecimientos no muy agradables que a continuación citaré tomando de la página del Instituto Municipal para el Arte y la Cultura (IMAC) el siguiente texto:

En febrero de 1938, el recinto del Antiguo Palacio Municipal sufrió un atentado por parte de un grupo de manifestantes descontentos por el cierre del Complejo Turístico de Agua Caliente, en 1937, y del asesinato de la niña Olga Camacho. Los manifestantes prendieron fuego a la comandancia de policía que se ubicaba en la parte baja del edificio, y a su vez exigían la ejecución de Juan Castillo Morales (mejor conocido como Juan Soldado), quien se decía que era el asesino de la pequeña. (IMAC Tijuana)

Refiriéndome a la cita anterior, me suena increíble que en la actualidad un lugar que es dedicado a la cultura haya tenido éste tipo de eventos, y como ya lo mencione antes, estas situaciones son las que manchan a la ciudad y debido a que la gente no olvida los momentos trágicos se crean estereotipos mal etiquetados que dejan de un lado la belleza para dejar como identificación lo más catastrófico.

Dentro de los aspectos positivos de Tijuana, también contamos con una coordinación de vinculación educativa por parte del Instituto Municipal de Arte y Cultura, que tiene como objetivo promover y difundir el arte y la cultura en personas de cualquier edad, con interés y sobre todo capacidad para desarrollarse dentro del arte, como música, danza, teatro, pintura, etc. Todo esto para rescatar la cultura popular y urbana de la ciudad y de distintas regiones de todo el País, pues como ya muchos sabemos en Tijuana tenemos una diversidad cultural enorme por el sólo hecho de ser fronteriza.

¿Y qué decir de los símbolos que representativos de Tijuana? La famosa Torre Agua Caliente, el Jai Alai ahora mejor conocido como El Foro, los burros pintados de cebra que con tan sólo hablar de la avenida Revolución son lo primero que se nos viene a la mente, el Hipódromo, el CECUT, ese asombroso cerco de aluminio oxidado y a punto de caerse nos separa de Estados Unidos han quedado en el olvido. ¿Y qué hay de los artistas tijuanenses que ya son reconocidos nacionalmente? Julieta Vengas, “tijuanense de corazón” como lo dijo una vez en una entrega de permios del canal MTV, representa el arte que hay en Tijuana. Y no sólo hay profesionales en arte; también está Jackie Nava, campeona mundial de boxeo tijuanense; Erik el terrible Morales, también campeón de box tijuanense.

Tijuana aun no está completamente perdida, simplemente no queremos ver “la otra cara” de la ciudad, o mejor dicho, no nos dejan ver ese lado hermoso y representativo de nuestra Tijuana, pues los medios son los principales en darle esa imagen violenta y no nos dejan valorar a toda esa gente que se levanta día con día para dirigirse a sus trabajos, a los cientos de jóvenes que hacen fila en la universidad para obtener la oportunidad de estudiar una carrera profesional. Tenemos una variedad de opciones para rescatar la otra cara de Tijuana, el CECUT, la Casa de la Cultura, el Palacio de la Cultura, son sólo algunos de los centros que nos están llamando a gritos para no dejarnos vencer por la leyenda negra.

Desgraciadamente hoy en día, también se hace referencia de Tijuana como una zona roja, pues el peligro es constante, los secuestros parecen no tener fin, las balaceras por el mismo lado, los asaltos y los encobijados que día a día manchan la ciudad están y parecen estar presente por mucho tiempo más.

REFERENCIAS

· Félix Berumen, Humberto. Tijuana la horrible. Entre la historia y el mito. COLEF, Tijuana B.C.; 2003

· Íconos Tijuana. “Íconos representativos de Tijuana”. http://www.el-mexicano.com.mx/videos/iconostijuana/2009/04/22/cancion-tijuana.aspx.(mayo 7, 2009).

· Instituto Municipal de Arte y Cultura. “Casa de la Cultura Tijuana”. www.imac.tijuana.gob.mx/casacultura_tijuana.asp. (mayo 24, 2009).

· Instituto Municipal de Arte y Cultura. “Casa de la Cultura Playas”. http://www.imac.tijuana.gob.mx/casacultura_playas.asp. (mayo 24, 2009).

· Instituto Municipal de Arte y Cultura. “Palacio de la Cultura”. http://www.imac.tijuana.gob.mx/palacio_cultura.asp. (mayo 24, 2009).

· Instituto Municipal de Arte y Cultura. “Vinculación educativa”. http://www.imac.tijuana.gob.mx/vinculacion.asp (mayo24,2009).



[1]Frase pronunciada por el licenciado Adolfo López Mateos durante su campaña electoral como candidato a la presidencia de la República.

[2] Término con el cual se denigró al pueblo español, haciéndolo parecer como un pueblo singularmente cruel, intolerante, tiránico, oscurista, perezoso, fanático, y traicionero ( Powel, 1973).

[3] Historiadora y editora mexicana, es la directora de la revista Artes de México y la casa-editorial del mismo nombre. Autora de varios libros que analizan a la cultura mexicana en sus diversas manifestaciones.

Retratos cinematográficos de la frontera. El cine fronterizo, el poder de la imagen y la redimensión del espectáculo cinematográfico.

En su texto, Norma Iglesias nos habla acerca de las representaciones de la zona fronteriza mediante los filmes que hablan en o acerca de la frontera. Iglesias nos menciona que para poder definir al cine fronterizo debemos acudir a la definición de frontera, y es exactamente donde radica el problema del concepto de cine fronterizo, pero se explica como aquella película en la cual se muestra la frontera, personajes fronterizos, población mexicana en EE. UU. Y algo importantísimo la identidad social.

Sabemos que Tijuana es una ciudad nueva, llena de migrantes que van y vienen a todas partes de ambas naciones, no por algo recibe el nombre de “la frontera más transitada del mundo”. Una de las repercusiones que trae consigo este movimiento poblacional, hace referencia a la poca o nula identidad social que se experimenta por los habitantes.

Debido a lo lejos que se encuentra ubicada la frontera del centro del país, los estereotipos que se tienen de la línea fronteriza no son para nada positivos, y junto con esto se dio el hecho de que la decadencia del cine nacional encontró un nuevo mercado (al cual tenían relegado) para no pasar desapercibido y encontrar así un nuevo nicho de mercado y una nueva manera de contar una historia.

Dentro de los tópicos comunes que se utilizaban (y se utilizan) para vender un film fronterizo es el de la cruda despedida de los paisanos del centro de la república que se ven obligados a abandonar a sus familias para irse en busca de mejores condiciones de vida, cabe mencionar que nunca se efectúa una despedida, sino un “hasta luego”, pero que sin lugar a dudas dejara tras de su partida una serie de habladurías para la familia que ha sido abandonada.

Así mismo, cuando las miradas dejaron de presentarse sobre el pueblo abandonado, las películas comenzaron a seguir al migrante, comenzaron a explorar y explotar la problemática social que vivir en frontera representaba, era tierra de nadie, donde el caos es el orden y la única regla es que no hay reglas. Se muestra la promiscuidad de la vida nocturna, la felicidad solo es de unas horas, pues detrás de esas ficheras solo se esconde una historia igual de trágica que la del migrante.

Siguiendo el recorrido del migrante vemos como ahora se encuentra del otro lado de la frontera, ahora esta en Estados Unidos, tierra de oportunidades y lo único que lo separa de poder vivir el American Dream son las ganas y el empeño que le ponga a su trabajo, ya que ahora se encuentra ganado dólares y los beneficios que esto le da saben surtir efecto al final del día, cuando se da cuenta de todo lo que ha adquirido desde que salió de su pueblo.

Aunado a estos filmes encontramos la consumación de lo que se venía planteando en los filmes anteriores pues ahora se contempla un panorama completamente lujurioso donde mujeres con buen cuerpo y sexo a la vuelta de la esquina son cosas de la vida diaria, como bien se menciona en el texto las mujeres “o bien son la esposa abnegada que perdona todo antes de morir, o bien es la malvada vedette que no tiene moral y es la perdición del protagonista”. Un tema que hoy en día causaría mucha polémica pues ambos estereotipos femeninos distan de lo que representa ser mujer hoy en día, son independientes pero no son prostitutas.

También se habla acerca de cómo es que la necesidad de la población nacional trascendió a los pueblos de los campesinos, de manera que incluso los clasemedieros de las grandes ciudades tenían que recurrir hacia la frontera en busca de una mejor vida, pues siempre se considero a las fronteras (y más en los años 80) como lugares que siempre estaban en expansión.

Siguiendo la cronología presentada por Norma Iglesias llegamos a una época en la que surge un nuevo género dentro de películas, las sexicomedias, un género que a mi parecer es de lo peor que pudo dar el cine mexicano, con actores de segundo nivel, y un humor de golpes repleto de albur y promiscuidad que acapararon los videoclubes y la televisión local como todo un descubrimiento cinematográfico que creían merecía ser visto. Nunca me agradaron este tipo de películas, y recuerdo que mis tíos siempre acudían a rentar churros como estos.

Al final, Norma nos comenta que el último género importante que surgió con la frontera como contexto es el del narcotráfico y los grandes carteles que controlaban su venta y consumo, ya sea de este lado o de Estados Unidos, donde se resaltaba (como en todos les géneros anteriores) todo lo negativo de la franja fronteriza.

Junto con estas representaciones de la frontera, creo que debemos analizar como es que en películas que son completamente ajenas a los tipos aquí citados, se sigue representando a la frontera como el lugar sin ley y con una calidad de vida pésima, ya que, esta imagen vende. Una película mexicana llamada “Casi divas” muestra a Ciudad Juárez con la problemática de las desaparecidas y como es que la autoridad permite esos comportamientos; también tenemos el ejemplo de “Babel” donde se nos muestra a una Tijuana donde las fiestas eran en calles empolvadas, con animales de granja dentro de la casa y una ignorancia y total falta de sentido común. También es pertinente meter en esta costumbre de “denigrar la frontera” la mayoría de los documentales que se hacen acerca de estas ciudades, pues aunque la manera en la que se observan las carencias no sea para vender, se sigue usando esa línea dejada por las películas de resaltar el sufrimiento y los aspectos negativos.

Sigo en espera de que la óptica de la frontera cambie, y en dado caso que nadie quiera hacerlo, creo que tendré que tomar cartas en el asunto.

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